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Fogoso Sabor

"La comida mala con ají resbala" dicen por allí; la verdad es que no existe restaurante que no cree su sello distintivo a través de esta salsa picante que tiene como ingredientes principales el tomate de árbol, las cebollas, el perejil y a veces el maní. En las mesas familiares también es típico encontrarlo  porque aunque haya perezosos, el “Indio Bravo” o el “Ají pica rico” vienen listos para consumirlo, por lo que no existe pretexto para no acompañar los alimentos diarios.

 

El ají no falta en la mesa ecuatoriana. En Quito se puede evidenciar su tradición en las mesas familiares. Aníbal, quiteño de corazón, odiaba el ají, pero la familia de su mujer no concebía un almuerzo sin esta salsa de los dioses, por lo que a la fuerza y por no quedar mal , acompañaba sus comidas con picante hasta que le terminó gustando, ahora lo prepara él mismo y su ají se ha vuelto tan exquisito y famoso que en cada reunión familiar debe llevar una buena cantidad.

 

En el valle de los Chillos se puede visitar a doña Mercedes Tituaña, propietaria de los caldos de 31 en Conocoto, a ella no le importa si la gastritis de sus comensales empeora, pues lo que importa es darle un gustito al paladar. La comida que prepara en su puesto tiene un sabor único que el ají le proporciona. Esa salsa de pimienta líquida es el toque secreto del puesto de doña Meche. Aunque claro, es indudable el sabor  único de vísceras cocidas, pero no fuera lo mismo sin esa salsa que ella prepara.

 

Al sur de Quito, en la calle Michelena, se encuentra Janneth Morales, ella prepara el ají más picante de la zona. Mujeres, hombres, jóvenes y hasta niños no dejan de pedir esta salsa que cuando toca las papilas gustativas se necesita un vaso de agua alado para comer tranquilo. Cualquiera diría que alimentarse de esa forma es una tortura pero sin duda es el mejor acompañante de las comidas.

 

Y en el norte de la capital en un restaurante mexicano se sorprendió a comensales con un gran jarro de cerveza que tenía mucha pimienta y ají. Lo que demuestra el alcance del picante que ya sea en plato ecuatoriano o extranjero, en sólido o en líquido es exquisito.  Y es que unos patacones, unas empanadas de morocho, una fritada, un locrito, unos nachos o una hamburguesa ya se tornan incomibles sin el clásico y picante sabor de la salsa de ají.

 Realizado por Carolina Cuenca

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