top of page

Diversidad Sexual

Las acciones se tornan un tanto confusas, El está sentado acompañado solo por una cerveza. De complexión robusta, su estatura se devela al ponerse de pie y saludar a su amiga, fuma compulsivamente, sus manos se frotan constantemente. Mientras la conversación con su amiga avanza con negaciones que se pueden percibir por sus movimientos de cabeza espero prudentemente desde la barra del lugar.

 

Al fin accede pero la duda se dibuja en su rostro, anticipa, sin fotos ni nombres reales. Fernando vino de Guayaquil hace ya cinco años a terminar el colegio primero y luego para continuar con sus estudios de odontología. “Cuando ya me di cuenta de mi homosexualidad la cosa se puso complicada con mi familia, la única que sabe a ciencia cierta es mi mama”, comenta. “Me dolió mucho abandonar a mi familia y amigos pero era eso o enfrentarme con mi realidad que para los que estaban cerca de mí sería difícil de comprender”.

 

Conforme pasan los minutos y se consumen lentamente los cigarrillos va adquiriendo confianza que en buena parte, está dada por la seguridad del anonimato. Fernando vino a vivir con sus tíos. Pero cuando ya le toco ingresar a la universidad les pidió a sus padres que le ayuden para salir a vivir solo. Su cabeza se mantiene con la vista hacia abajo, evita el contacto visual, la densa capa de humo de su cigarrillo pareciera brindarle una cortina perfecta para no revelarse por completo.

 

Para Fernando el desempeño académico es importante, pero esto no le quita el sueño. Lo trascendente en la vida es poder hacer lo que realmente le apasiona y para Fernando la odontología es todo. Su primer contacto con esta actividad se dio en su infancia a los seis años de edad. “Me llevaron al dentista, por una caries, creo; el olor del consultorio y el sonido de los instrumentos lejos de causarme miedo me gustaron como no te imaginas, desde entonces mis juegos favoritos tenían que ver con los dientes”.

 

La expresión de su cara ha cambiado ya la duda y desconfianza han desaparecido, su actitud corporal también es diferente, ya no se encoje de hombros como buscando protección de un invasor insolente de sus intimidad, se reclina sobre el espaldar de asiento, inhala una bocanada de humo e interroga “¿sabes lo más jodido de ser gay? Ni siquiera es el rechazo de la gente que lo sabe, en mi caso es la soledad auto impuesta para no afectar a mi familia”.

 

El frío de la tarde convertida en noche y las múltiples historias que se tejen en el bar son el marco perfecto para el colofón de este encuentro. No ha encontrado problema en la facultad de Odontología de la Central con su opción sexual, siempre y cuando lo puedas controlar, señala. Cuando sale de farra evita tomar en exceso, su círculo más íntimo es muy reducido y además siempre evita el conflicto. Sabe que si toma mucho podría ponerse en evidencia. El objetivo es terminar con la carrera y ponerse un consultorio particular y posteriormente especializarse en odontopediatria. “Los niños son los más difíciles de atender por su inquietud y miedo y de alguna manera me siento identificado con ellos”.

 

Una sensación de abandono queda en el ambiente la figura gruesa de Fernando se ve alejarse con la lentitud del silencio solitario, no importa ya si su verdad será conocida, hoy importa que tuviera la oportunidad de contarla sin el juicio pretencioso de quien se siente con la autoridad de juzgar lo que no comprende.

Realizado por Fernando Hidalgo

bottom of page