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“NO RECIBO SUELDO PERO GANO 900 DÓLARES MENSUALES

“Santa María, madre de Dios ruega por nosotros los pecadores … llena eres de gracia. Gracias gracias, por traerme con bien”. Se saca su capucha negra pero permanece con su gorra que le permite disimular las raíces que ya no tienen aquel tinte rubio dorado que la hace ver tan bien en las discotecas del barrio. Son las tres y media de la mañana y después de caminar sola por el sector de los Dos Puentes se encuentra en un taxi, respira profundamente en busca de aire y alivio, mira por el retrovisor al taxista y pide que le lleve al sur de Quito. Sector Caupichu.

“Es duro ser una mujer que trabaja en la calle, en una esquina, el saber que la gente te mira mal, ¡ja¡, ya no me interesa”.
Han transcurrido siete horas de trabajo, ya se acabó el frío de la mañana pero ahora el sol de medio día comienza a deshidratar a la joven.“Y pensar que mi turno termina a las tres de la tarde”.

María José no trabaja en una oficina, tampoco en un banco, mucho menos en una escuela o colegio, ella dice que no le fue muy bien en los estudios,tampocopretendió trabajar en empresas,comenta que la trataron como una más de sus mercancías.

María José grita, “son seis minutos del 649 de la compañía nueve”. Ella corre detrás de un bus. Le gritaal choferuna serie de números confirmándole la información.  Regresa a su puesto de trabajo, aquella esquina transitada que no la refugia ni del sol ni de la lluvia solo el esmog es su compañía.
A María José se la pude encontrar de domingo a domingo sentada en plena intersección de los buses de la Cooperativa Vencedores. Esta mujer de tez trigueña, estatura medianay grandes pechos, trabaja como “sapa” o informante de los tiempos que realizan los buses. Está joven es una de las tantas personas que se encuentran en las calles. Ella grita números que la mayoría de personas no entiende porque son claves muy propias de los choferes y cobradores de los buses.
“Aplica 649 la 458 viene a tres de la 12 del nueve” significaría en idioma de los usuarios comunes de buses que el chofer del bus número 649 debe comenzar a acelerar ya que el bus número 458 está a tres minutos del bus con ruta número 12 de la cooperativa número nueve. La función principal de María José es avisar a qué tiempo van los buses de otras cooperativas con el fin de que los buses de su cooperativa recojan un mayor número de pasajeros y sus ingresos aumenten.  

Desde una esquina la acompaña un hombre que se tambalea de ebrio, dice ser chofer y marido de María José.
“!Oye estas loco yo no soy tu mujer. Ni te conozco¡”.
Es lunes pero tres borrachitos de fin de semana siguen tirados en plena vereda.

María José sonríe al ver cómo un niño betunero decora la cara de uno de los borrachos y lo deja con unos bellos bigotes estilo Cantinflas además de  pintarle alrededor de sus ojos unas gafas negras tan exóticas como las de Lady Gaga.


“No recibo sueldo pero gano 900 dólares mensuales. Gasto cinco dólares en mi comida y cinco más en el taxi. De 25 en 25 centavos que me dejan los compañeros de los buses por la información yo me gano la vida. Son 30 dólares diarios los que me paga la cooperativa.Pero los panas me dan 25 o 50 centavos más para las colas, a pesar de no ser su obligación”.

No cuenta con seguro ni afiliación al IESS. “Si me pasa algo, por ejemplo me llego a caer en la calle o me pasa algún accidente no tengo quién responda”.

Tiene un hijo de ocho años que no vive con ella, vive con su abuela. “Mi hijo es pequeño no opina nada. Yo trabajo lo mantengo y creo que él es feliz.” Mira al suelo y no quiere hablar más al respecto pero cuenta que está cansada y que ya faltan 20 minutos para que se acabe su turno.


“Si quieres me esperas ya casi son las tres de la tarde después de esa hora nos podemos ir a farrear. Por lo general salgo a las siete de la noche  pero hoy me voy a una discoteca, amanezco allí y me regreso directamente en un taxi a seguir con el trabajo.  La periodista responde que le espera un arduo trabajo de edición y después de entregarle unas manzanas y una bebida se retira. María José acepta el presente porque dice que aun no ha comido.

MARÍA JOSÉ TIENE 25 AÑOS Y UN HIJO DE OCHO AÑOS. TRABAJA UN AÑO COMO INFORMANTE PARA LA COOPERATIVA DE LOS BUSES DE CAUPICHU.

Realizado por Gabriela Ortiz

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