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“NO PUEDES ENTRAR ASÍ NO MÁS”

El pasado martes en la clase de Periodismo II en la Facultad de Comunicación Social (Facso) de la Universidad Central del Ecuador (UCE) Lorena, estudiantes, escuchaba a su profesor decir “van a hacer crónicas de las minorías religiosas”.


“vamos nena a la Iglesia” recordó Lorena a su hermana mayor Verónica quien la llevó por primera vez a la Iglesia de los Santos de los Últimos Días de la religión Mormona. Con vestido blanco y nervios propios y los de su hermana, Lorena entró en un templo al sur de Quito.
“Cristianos, Evangélicos, Hare Krisna” escucha Lorena las elecciones de sus compañeros. Su corazón late con fuerza, no sabe que religión escoger. Mira sus manos, con rayas y marcas de esfero, y recuerda que en su dedo medio, hace 11 años, llevaba puesto un anillo con forma de escudo que impreso llevaba las letras “HLJ”.


Llega el turno de Lorena e indecisa dice “Mormones”. Días después comenta a sus padres y sus primos la curiosa tarea. “yo tengo un pana Hare Krishna” dice su primo. Lorena piensa en cambiar la religión para su crónica. “debes ir acompañada porque el man es chance patán”.
El sábado, Lorena contacta a Alejandro R. dueño del templo Hare Krishna ubicado en el centro histórico de Quito. “con gusto, ven pero debes venir sola”. Lorena recuerda las palabras de su primo “debes ir acompañada porque el man es chance patán”. “el deber es  parejas, de ley debo ir con mi compañera” contesta la estudiante, “no, no en tal caso deben venir cada una”. La colgar la llamada, Lorena cuenta lo sucedido a su madre quien con el ceño fruncido y preocupación levanta las manos y las mueve de lado a lado en señal de desaprobación “no, no, no, haz no mas de los mormones”.
El mismo día
, Lorena camina hasta la Iglesia del barrio. Ingresa al templo, las paredes blancas del corredor que llevan hasta una intersección en “T” traen recuerdos a la joven, quien cuando niña corría por los pasillos del estrecho templo. A la izquierda, la gran sala donde celebran las sesiones, a la derecha, las aulas donde se dan clases para introducir a sus adeptos a la palabra del profeta Joseph Smith.



“Puedo ayudarle”  pregunta una mujer quien lleva una falda larga hasta los pies y un buzo negro que resalta el cabello largo, rojo y enmarañado de ella. “Quisiera entrar en la Iglesia para una tarea, ¿con quién puedo hablar?” la mujer la mira de pies a cabeza, como quien busca una imagen conservadora en la joven. Ella, vestida con zapatos y jeans viejos, un moño despeinado, y una blusa rosada descolorida ya por el tiempo de uso.
La mujer sonríe amablemente, la lleva a las oficinas y la presenta con el hermano “Carlitos”, consejero dentro de la Iglesia. “cuéntame ¿por qué quieres ingresar?” Lorena nerviosa sonríe y mira fijamente a los ojos color miel del consejero “ya estuve en la Iglesia hace mucho, pero todavía no me bautizo, estudio comunicación social y quisiera hacer una crónica”.


El “hermano” Carlos  la mira fijamente “no te recuerdo” le dice con voz sospechosa. “si quieres podrías iniciarte y de ahí hacer tu trabajo, es que aquí no puedes entrar así no más”.


Lorena sale de la oficina mientras da las gracias. El “hermano” Carlos molesto le pide que piense en su propuesta.

Realizado por Lorena Herrera

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