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Sabor a leña y carbón

Increíble, simplemente increíble!, esa fue la sensación que causó en mi  la comida de La antigua; y no fue únicamente la comida sino el paisaje, la compañía  y el lugar en donde se encuentra esta hostería.

Rodeada de un paisaje de páramo serrano, se encuentra La antigua, esta hacienda  hostería ubicada junto al pueblo de Lloa, y a 15 minutos del Sur de Quito, cuenta con un riquísimo contexto histórico, con olores campestres y sin duda alguna con una deliciosa variedad de platos.

Para ser sincera, esta hacienda no se encuentra en lugares recónditos de Lloa, más bien es realmente fácil llegar a este lugar, pero bueno con todo y los problemas que se presentaron antes de llegar a Lloa, después de salir casi a las nueve del norte de la capital hacia el sur de esta y gracias al tráfico, llegue a este pueblito casi  a las 12 y un poquito más, pero en definitiva llegué.

Pero que bello lugar, a pesar de no ser la primera vez que iba allá, siempre se encuentra algo mágico, nuevos colores, nuevos sabores, nuevos paisajes, nuevas aventuras, nuevas experiencia y en definitiva nuevos conocimientos.

Una vez que la carta estaba en mi poder, me era tan difícil decidir que comería, pero luego de la asesoría y de las fotos que provocaban una sensación de “agüita en la boca” me decidí por algo muy simple, un pollo a la parrilla. Mientras esperaba que la comida este servida sobre la mesa me percate de la sencilla pero hermosa decoración de la hacienda hostería. En ella se podía respirar ese toque de antigüedad, de familiaridad, de un estilo y decoración le da ese toque propio de las casas rurales antiguas y en el que se puede disfrutar de las recetas de la abuela y del calor hogareño, en donde la comida es hecha a la leña y al carbón utilizando salsas especiales, acompañado de un buen vino, todo con un sabor añejo-rural, agrió-dulce en definitiva incomparable.

El pollo a la parrilla venía acompañado de una ensalada de col, y a pesar de que odio y es literal la col, me pareció una de las mejores ensaladas que he comido pues en esta se encontraba una mezcla realmente exquisita de sabores  era como un beso bajo la lluvia, y ni hablar de las papas, tenía un sabor de mantequilla con orégano muy  parecido a ver los rayos del sol pasar por las hojas de un árbol, simplemente exquisitas.

Luego del planto principal tomé un jugo de mora, que en realidad era natural iguales a los que prepara mi mami, tan parecido que parecía que lo hizo ella.

Por ultimo vino el postre en donde tuve la más grande contradicción del día, no sabía si decidirme por unos tradicionales higos con queso o un pay de limón, en definitiva me decidí por el último,  en el cual se encontraba la mezcla perfecta del sabor agrio de un limo con lo dulce de la masa del pay, era como haber ido a la casa de mi abuelita.

No creí que jamás platos tan sencillos fueran tan deliciosos, y a pesar de que imploré por la receta, simplemente dijeron: es un secreto de la familia. Y claro que lo era pues esta hacienda lleva ahí casi seis décadas, con tradiciones únicas como el ordeñar vaca para que luego esa misma leche servir en los desayunos o meriendas, es en esta en donde se sacan los mismo productos para los platos, algo que en definitiva hace de la hacienda hostal La Antigua y que a pesar de ser un lugar ajeno,  lo más cercano a tu hogar, a ese calor familiar.

Realizado por Johanna Narváez

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