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Crónica de Otra Muerte Anunciada…Y ¡Olé!

AAlcohol en “bota” (o en lo que haya), modelos despampanantes con trajes que poco dejan a la imaginación, sombreros de cuero estilo vaquero, flamenco de fondo y reggaeton en toda la superficie de la plaza de toros y sus alrededores. “Pocos venimos por ver los toros, lo que a mí me gusta es el ambiente” era una frase común escuchada entre los jóvenes asistentes hasta el año pasado.

 

Y es que, en diciembre del 2012, algo ha cambiado, comienzan las fiestas por los 478 años de fundación de Quito, pero la ironía de celebrar una conquista sobre estas tierras de guerreros, héroes y mártires, al menos pierde fuerza pues se “ha hecho una faena” a la Fiesta Brava.

 

El principio del fin, fue publicado el 15 de noviembre, por parte de la misma empresa encargada del evento, CITOTUSA, quien a través de un representante, anunció suspendida la Feria Jesús del Gran Poder, dejando a muchos preguntándose: ¿A dónde se fue el poder? 

 

Quizás sea que como en el juego del florón, simplemente cambio de manos, pues poderoso caballero es don dinero y como negocio que era, el evento ya no tenía la acogida de antes, es decir ya no era rentable.

 

Ahora sí que esta fiesta se sentirá muy brava de no poder participar activamente, de los jugosos ingresos que le dejaba la publicidad a cerca de todo menos del sufrimiento del toro, que a través de los espacios en la plaza y en los medios de comunicación, que por coincidencias del destino tienen como accionistas y dueños a los mismos personajes.

 

En agonía, y herida de muerte la supuesta tradición inalienable de Quito buscó refugio en la plaza Belmonte, pero con la diferencia que esta vez, los desfiles de moda española, las modelos despampanantes, la música estruendosa y el consumo sin fin de alcohol no fueron invitados; así la afición taurina “falló con el estoque” y hasta Belmonte le quedo grande.

Realizado por Paola Rodríguez

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