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“Hermanos, el señor murió por nosotros”

Durante más de quince años no he ingresado a una iglesia, tampoco he buscado la religión verdadera, tal vez porque no me ha llamado la atención. Pero soy consciente de que si existe Dios, fueron las palabras del periodista antes de ingresar a la iglesia evangélica cristiana llamada Congregación Cristiana Ecuatoriana. Alexander Gallegos, su primo. Lo invitó el día domingo a una ceremonia realizada semanalmente.


A las diez de la mañana llegaron al lugar, era una iglesia enorme ubicada en la entrada al barrio San Luis de Chillogallo. Alrededor de sesenta personas entre hombres, mujeres y niños cantaban alabanzas al señor, así lo llamaban ellos.


En una tarima al frente de todos, el pastor Ramón Díaz estaba acompañado de un pianista, un guitarrista y un baterista, hacía oraciones al señor mientras todo el mundo gritaba ¡amen!, otras personas tras las peticiones a su Dios repetían lo mismo que el pastor decía.

 

Música, cantos y alboroto


Para alguien que no conocía del tema, fue una experiencia nueva. Tras los cantos y oraciones y el bullicio, el pastor pasó en medio de la multitud y en voz alta grito que “¡quien quiere decir la palabra del señor!”, una persona pasó en medio y comenzó a hablar en voz alta, decía muchas cosas sobre Jesús, habló durante unos cinco minutos. La multitud gritaba ¡amen!, tras cada frase de esta persona.
Pasaron seis personas tras esta primera. Luego el pastor pidió a todos que se levanten y  cantaran al señor. Los cantos duraron casi media hora. Lo más impresionante es que la gente cantaba y cantaba, cada vez en voz más alta. Y una señora tras terminar los cantos gritó “Esta es la religión verdadera” y todos lo presente gritaron ¡amen!


Las tres cajas


Tras este hecho, el pastor mencionó que “el señor murió por nosotros. Así  como el señor nos ha ayudado, deberíamos retribuir esa ayuda. Pusieron tres cajas de cartón al frente de todos y la gente se levantó de sus asientos, y empezó a sacar dinero de sus bolsillos y depositar en las cajas.


Pero el pastor miraba a los que no ponían nada, o a los que ponían poco y les decía en voz alta ¡no te desquites con el señor, él te ha ayudado, también puedes ayudar! Así que la gente sin más que hacer tuvo que poner así sea poco.


Tras retirar las cajas con el dinero recaudado, el pastor invito a los jóvenes de la multitud a que se quede y se reúna en grupo juvenil tras esa reunión en el templo. Muchos jóvenes asistieron al lugar, el periodista no participó de dicha reunión.


Alexander Gallegos y el periodista regresaron a casa. El mencionó que se sentía convencido que era la religión verdadera. Y que el señor le ayudó a salir de varios problemas económicos y familiares. Que al conocer esa religión se sentía más seguro de los actos que hacia Alexander invito al periodista a asistir a otra reunión. El periodista se despidió y se retiró del lugar.

Realizado por Adrián Morejón

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